Entre sueños y fantasias

Las imágenes se deslizan una tras otra sin parar. Mezclas confusas son el resultado y ninguna definición clara. Los ojos hinchados y las manos transpiradas dejan ver que no son del todo placenteras. El malestar se difunde por el cuerpo de una manera increíblemente rápida.

Un timbre de fondo, agudo y molesto, vuelve a la realidad. Luz y colores vuelven a cobrar sentido, y el tiempo fluye más lento. Voces dicen cosas que no importan y los oídos escuchan por más esfuerzo que hagan por evitarlo. Hay un conocimiento de lo que esta pasando, pero no es grato aceptarlo.

Prolongar más la espera evita comprobar lo que no se quiere saber.
Mucha luz y caras conocidas son la primera imagen del cuadro. Sabanas, recuerdos tristes y expectativas no cumplidas son lo que dejan ver tras ellos.

Las noticias corren, caen y se aceptan. La transpiración comienza a enfriarse en el cuello y los ojos duelen. El cuerpo acepta antes lo que la mente disimula buscando excusas. Las ideas no quieren ser interpretadas. Los pensamientos duelen y despiertan viejas sensaciones.

¿Otra vez? El yo acepta, nunca tiene problema. Es más conflictivo buscarle solución que callarse en la amargura. Pero, las imágenes siguen queriendo salir, y ellas no aceptan.

¿Por qué? Preguntan, ingenuas. No entienden que las cosas son, fueron y serán del mismo modo. No conocen la resignación. Parecen nenas chiquitas incrédulas, viviendo en su mundo de fantasía.

¿Por qué no se callan? No aceptan las respuestas. Quieren saber, lo necesitan, y buscan todas las maneras de demostrarlo.

La noche se vuelve más oscura y las horas pasan destrozando los sentimientos y construyendo rutinas. Las piernas se niegan a moverse. Pesadez y falta de voluntad. Los músculos empezaron a gritar, y la piel siente y comunica el malestar general.

El mundo rota, las cosas tratan de volver a su sitio.

Alguien toma el control, y los rebeldes dejan su causa.

La vida sigue, y acepta su destino.

Una cachetada cruza la habitación. Los hipócritas se ven obligados a cerrar los ojos y bajar la cabeza. Las rodillas se doblan, y por primera vez nadie lo impide. Chocan contra el piso y algo moja las mejillas. La piel está húmeda, pero las imágenes están contentas. Lograron su cometido.

Ganaron la batalla.
Hoy no hay destino escrito por más que todo demuestre lo contrario.

.....
Una vez que me levante a las tres de la mañana para escribir, porque en verdad tenia algo para decir. Fue hace un tiempo, y el contexto que lo genero, ya carece de sentido.

Gwen!

15 agosto 2005