El Gólem.

Nosotros una vez nos enamoramos de un Gólem.

Gólem, como tal, ocultaba su real naturaleza bajo una profusa vestimenta que lo cubría de pies a cabeza. Solía merodear, solo, de noche, en la ciudad.

Sin querer lo reconocíamos al verlo fugazmente saltar de un estrecho pasaje a otro entre las casas dormidas, mientras desde dentro de un bar de luz amarilla ocurríasenos levantar la vista hacia la ventana al presentirlo allá en la oscuridad.

Lo perseguimos una noche, espontáneamente, dejando el café sin pagar. Lo seguimos con el afán de quien realiza una cacería en trance, como en un brillante ensueño. Los detalles que el recuerdo logra traer desde la memoria son censurables por irreales. Pero nuestros sentidos saben y juzgan con seguridad que los recuerdos describen los hechos tal cual se sucedieron.

En un momento logramos acorralarlo. Nuestro objeto de amor, nuestra presa mas deseada, se sentía entonces tan cerca de ser al fin nuestra para siempre.
Al siguiente momento el universo se tiñó de rojo, destellos de electricidad y fuego nos envolvieron; a mí, gentilmente. De tres de nosotros no quedaron restos.

Aun sentimos en nuestros corazones el dolor de aquel rechazo. Pero el verdadero amor no ceja tan fácilmente y no abandona el espítiru de quienes vieron el rostro de una monstruosidad tan seductora.

Pronto será de noche otra vez.

Kaexar

1 comentario:

  1. Apareció mi Capitán!!!! A pesar de que te escondés tras otro alter ego, Gwen no siente más que camina sola por este mundo de letras. ¡Que lindo falansterio se ve a lo lejos!

    Aunque ahora se está poniendo oscuro, y tengo miedo ... ¿Habrá algún guia que cuide de uno cuando cae la noche? Así quizás no me entregue ingenua en las garras seductoras de lo que no veo - pero siento- está ahi... asechando, seduciendo. ¡¡Malditos Golems!

    Gwen!

    ResponderEliminar