Anudada, desnuda.

...

A veces yo - esta de acá-

me escondo por allá

sólo para verme ir y venir

sin sentir, al caminar,

cómo pisan mis pies

el color -sabor- de la calle.

...

Entonces, bajo el cordón de mi vereda

apareciendo en la mano de enfrente.

Me saludo –vieja cortesía-

y río por lo bajo:

¿siempre estoy tan despeinada?

...

Es ahí cuando me veo moverme.

Esquina tras esquina,

una esquina que se une con otra

por las líneas de mis pasos,

días de líneas, pasos.

...

Así, veo formar un nudo,

tu nudo,

que aparece como cierre espectacular

y nos une, enredando

mis vidas/ líneas, pasos,

en ese centro perfecto

mirado desde cuatro esquinas.

1 comentario:

  1. Disfruto de tus nudos, que, aunque cruzados y complejos, no se enredan en sí mismos, al menos en palabra... en pensamientos, sentimientos, reflexiones, no aventuro tanto por miedo a equivocarme.
    Realmente tenías razón, somos pequeñas versiones de Masín y Gruss, extraña combinación, pero definitivamente, interesante y productiva. Estamos de acuerdo en estar en desacuerdo, ¿qué más se puede pedir?

    A seguir escibiendo, que con cada escrito somos más nosotras, y menos también :)

    ResponderEliminar