...
A veces yo - esta de acá-
me escondo por allá
sólo para verme ir y venir
sin sentir, al caminar,
cómo pisan mis pies
el color -sabor- de la calle.
...
Entonces, bajo el cordón de mi vereda
apareciendo en la mano de enfrente.
Me saludo –vieja cortesía-
y río por lo bajo:
¿siempre estoy tan despeinada?
...
Es ahí cuando me veo moverme.
Esquina tras esquina,
una esquina que se une con otra
por las líneas de mis pasos,
días de líneas, pasos.
...
Así, veo formar un nudo,
tu nudo,
que aparece como cierre espectacular
y nos une, enredando
mis vidas/ líneas, pasos,
en ese centro perfecto
mirado desde cuatro esquinas.
Disfruto de tus nudos, que, aunque cruzados y complejos, no se enredan en sí mismos, al menos en palabra... en pensamientos, sentimientos, reflexiones, no aventuro tanto por miedo a equivocarme.
ResponderEliminarRealmente tenías razón, somos pequeñas versiones de Masín y Gruss, extraña combinación, pero definitivamente, interesante y productiva. Estamos de acuerdo en estar en desacuerdo, ¿qué más se puede pedir?
A seguir escibiendo, que con cada escrito somos más nosotras, y menos también :)