Llorando sueños inventados

Simples imágenes de sueños irreales alcanzan para nublar noches felices.

Respirando el aire de una nueva ciudad, volví mis ojos hacia dentro.
Un vacío llenaba mi corazón galopante, forzándome la mirada al éxito ajeno.
Cuan amarga se volvía la noche, bajo estrellas azules de sueños perdidos.
Eran mis ojos caídos tras el mover de las piernas, los que buscaban paz en el cuerpo tendido.

Las miradas pasaban sin ver qué mirar, comiendo frustraciones olvidadas.
Sentía los pasos de la angustia acercarse, media sonrisa aplacaba mi derrota.
Perdía mi vida tras sueños mentirosos, reyes de comarcas vecinas.
Sueños irreales, creaban imágenes burdas en noches de previa alegría.

Mis ojos se posaron en la grandeza de aquellos que luchaban por sus sueños,
Mientras dentro mío se borraba la meta por la cual luchaba yo.
Lloraba en la oscuridad de la noche, rogando por miles de Lunas ausentes.
Siendo la llama que ilumina mi alma, la luz del Sol en el poniente.

Sólo el brillo de las letras logró iluminar, desde una hoja perdida,
El color de la vida dentro de la carne que llamo mía.
Sólo las palabras que arma un corazón desdichado, socorren el alma de quien lo padece. Y fueron ellas las que mostraron dónde se perdía la lógica de mi tristeza.

Ya no hay miedo ni sin sabor en las letras que de mi se desprenden.
Y es porque el camino que ellas tienen es en verdad el suyo.
Olvidada estaba mi vida, en el bolsillo de la vida del otro.
Ya no sueño, son mis pies los que caminan.

Gwen *

Enero 2008 (Mar del Plata)

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